En la Escritura, el liderazgo verdadero se fundamenta en el carácter más que en la estructura o las estrategias (Paul David Tripp “Sé líder). Como nos enseña la palabra de Dios, "No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio" (Juan 7:24). Un liderazgo espiritualmente saludable en la comunidad reconoce que el carácter es esencial para reflejar la verdadera esencia del evangelio (Juan Sánchez “La fórmula del liderazgo). El llamado al liderazgo en la iglesia es un llamado a una vida de servicio y sacrificio voluntario (Paul David Tripp “Sé líder”). Jesús mismo nos mostró el camino: "El que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor" (Mateo 20:26). El liderazgo en la iglesia no es una cuestión de competencia o dones individuales, sino de carácter y disposición para servir a los demás. Una comunidad de liderazgo, moldeada por el evangelio, siempre estará abierta a nuevos comienzos (Paul David Tripp “Sé líder”). Como dice el apóstol Pablo, "Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas" (2 Corintios 5:17). Este compromiso con un estilo de vida de renovación y transformación es clave para guiar a otros en la fe. Por lo tanto, equipemos a la próxima generación de líderes con el objetivo de desarrollar un carácter santo (Juan Sánchez “La fórmula del liderazgo”). Como nos instruye Pablo en su carta a Timoteo, "es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar" (1 Timoteo 3:2). Que nuestra comunidad de liderazgo no solo busque estrategias efectivas, sino que se adhiera firmemente a los principios del evangelio, promoviendo un carácter que refleje la gracia y el amor de Cristo.