La oración es mucho más que una simple práctica devocional; es una forma profunda y vital de alinearnos con los propósitos de Dios. No se trata meramente de alcanzar un estado interno de paz, sino de conformarnos a la voluntad divina. En la oración, conocemos a Dios y le tratamos como el Señor soberano que es. Jesús nos enseña que la verdadera integridad espiritual se refleja en nuestra vida privada de oración. La oración es una extensión natural de la grandeza y gloria de Dios en nuestras vidas, permeando las páginas de toda la Escritura porque dondequiera que Dios esté, allí también está la oración. La oración es un acto de asombro, intimidad y lucha, pero sobre todo, es el camino hacia la realidad de nuestra relación con Dios. Es una disciplina enriquecedora y transformadora que nos lleva a la verdad y la cercanía con nuestro Creador. A través de Cristo, la oración se convierte en una conversación sincera y familiar con Dios (Timothy Keller “La oración”). Es común que algunas personas se aburran al orar, incluso cuando están hablando de temas de gran importancia. Esto no siempre indica una falta de amor por el Señor o desinterés por los temas de oración. En realidad, el problema puede estar en el método de oración. Muchos cristianos caen en la rutina de repetir las mismas frases sobre los mismos temas, lo que puede hacer que la oración se vuelva monótona y menos significativa. Para revitalizar nuestra vida de oración, podemos incorporar un enfoque fresco y bíblico. Al orar a través de pasajes de las Escrituras, especialmente los salmos, tomamos las palabras que brotan del corazón y la mente de Dios y las hacemos circular nuevamente hacia Él a través de nuestra propia oración. Lee un pasaje bíblico, haz una pausa en cada versículo, y conviértelo en una oración. Deja que el Espíritu Santo guíe tu conversación con el Señor, sin prisa y con atención. Creer en la Palabra y en el Espíritu de Dios nos asegura que nuestras oraciones, cuando se basan en las Escrituras, estarán más alineadas con la voluntad de Dios (Donald S. Whitney “Orando la Biblia”).