DISCIPLINAR ES AMAR

Día 29

DEVOCIONAL LEVITICO

Preparándonos para el encuentro”

Plan de Lectura Anual: Mateo 18:6-22

De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo” Mateo 18:18

 

Disciplinar es Amar

 

La Iglesia tiene una relación singular con Cristo, porque Él es su fundador (Mt 16:18), su Piedra principal (Ef. 2:20), su Cabeza (Ef. 1:22-23), su Esposo (2 Co.11:2, Ef. 5:25) y su Juez (Ap. 2 y 3). El Evangelio de Mateo presenta el concepto de Iglesia en 3 ocasiones (Mt 16:18; 18:17), proveniente de la palabra griega ekklesía, de ek=<<de,desde>> y klesis = <<llamado>>; la cual designa a la asamblea o congregación.

Sin duda alguna al hablar de Iglesia hablamos implícitamente de Cristo, Su Obra y el Verdadero amor que le profesa, pues se ha entregado completamente a ella. Nuestro Eterno y Soberano Dios ha establecido una asamblea de aquellos que han sido llamados por Él por medio del evangelio, fuera del mundo y del pecado, para depositar su fe en Cristo Jesús y someterse bajo Su Señorío, resultado de la obra regenerativa del Espíritu Santo, un pueblo redimido por el sacrificio de Su amado Hijo, un remanente adquirido a precio de la preciosa Sangre de Jesucristo (1 Pedro 1:18-21), establecida para alabanza de la gloria de Su gracia (Efesios 1:6,12).

Ahora bien, ser parte de esa asamblea escogida por Dios conlleva una gran responsabilidad. Pues estamos llamados a amarnos entrañablemente (1 Pedro 1:22), vivir en paz unos con otros (1 Tes 5:13), preferirnos unos a otros (Rom. 12:10), edificarnos (Rom. 14:19), aceptarnos (Rom. 12:16), amonestarnos (Rom. 15:14), preocuparnos unos por otros (1 Cor. 12:25), servirnos (Gál. 5:13), soportarnos (Ef. 4:2), ser bondadosos y compasivos unos con otros (Ef. 4:32), perdonarnos (Col. 3:13), etc.

Lo expuesto anteriormente, nos da indicio sobre el asunto que trataremos en esta meditación, nos referimos a la Iglesia; columna y baluarte de la verdad, enfatizando la disciplina eclesiástica. A pesar de no ser un tema expuesto con tanta reiteración, la Iglesia no debe ser negligente con dicho ejercicio, ya que su práctica expone su madurez o la falta de esta, permitiéndole adornarse con la belleza de la santidad de Dios o según sea su caso, menospreciarla. Precisamente es en la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo, donde los miembros crecerán y cada día tendrán más parecido con Su Señor y Salvador. En términos neotestamentarios la disciplina no recae sobre una medida de castigo, sino unamuestra de amor. La disciplina dentro de la Iglesia exalta la santidad de Dios.

 

En Mateo 18:15-22, el autor del evangelio expone de manera secuencial e ilativo, el modus operandi de la Iglesia frente a un asunto de pecado en el que los involucrados son miembros del Cuerpo. La primera, es una invitación a la reprensión personal y privada (Mt. 18:15), donde el agraviado amonesta a aquella persona quien suscito la falta, con la intención de corregirlo, y que este pueda tornar a un comportamiento que honre al Señor. Una iglesia bíblica centrada en el corazón del evangelio busca pronta recuperación de alguno de sus miembros que haya cometido algún pecado;

La iglesia de Cristo no condena, restaura.

Ahora bien, si el autor de dicha falta no atiende y menosprecia la primera amonestación, se presenta una segunda instrucción, esta es la de tomar uno o dos hermanos (Mt 18:16) en la fe para dar fiel testimonio de la situación, recordemos que está era una ordenanza establecida en la ley (Deut.19:15b). Como dice Miguel Núñez en su libro “Una Iglesia conforme al corazón de Dios”: Hacerse acompañar de otras personas tiene dos propósitos: a) ayudar a clarificar los hechos y b) aumentar la presión hacia el hermano que pecó, con la intención de conseguir su arrepentimiento, siempre con el deseo de que la persona no tenga que sufrir luego mayores consecuencias.

Se debe duplicar el esfuerzo al buscar persuadir al hermano para que abandone su pecado, dicha persuasión se rige bajo los parámetros bíblicos y la oración.

El pecado ciertamente endurece los corazones, si hasta ahora quien ha cometido el pecado no se arrepiente, es momento de exponer su falta a la Iglesia (Mt 18:17), nunca con el afán de mostrar menosprecio ni dañarlo, sino con el firme propósito de restaurarle congregacionalmente con espíritu de mansedumbre, una familia unida con el propósito de rescatar a un hermano quien se ha extraviado de la fe.

La consecuencia es fatal para quien reitera seguir en la práctica del pecado, al no existir un arrepentimiento genuino, entonces, es evidente que nunca se llevó a cabo una obra regenerativa del Espíritu Santo en el corazón del congregante por lo que la Iglesia Bíblica tiene autorización para tenerlo por incrédulo, y de expulsarlo. Hasta este punto la Iglesia siguió fielmente las pautas bíblicas que se le demandan con relación a la disciplina. La manera final en que la Iglesia actúa con el transgresor se rige por el respaldo que Jesús le otorga, pues Él es Quien le confiere a Su Iglesia esta gran responsabilidad para juzgar correctamente el accionar de los miembros de Su Cuerpo, en los vv. 18-20, nos dice:

“De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatada en el cielo. Otra vez os digo, que, si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieran, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.

El contexto apunta a la autoridad de la congregación de aplicar una medida disciplinaria contra un creyente impenitente. La expresión atar y desatar se utilizaban en Israel en sentido figurado y era sinónima de <<ordenar y prohibir>>, que también se puede entender como <<condenar o perdonar>>. Atar y desatar describía en términos técnicos y judiciales lo que estaba permitido o prohibido. Jesús aplica a sus discípulos una autoridad semejante en el Reino de Dios . La Iglesia de Cristo es Quien le representa en la tierra, por lo que Su respaldo y Su presencia estará de continuo con ella a fin

¡Cuán necesario es ser parte de un Iglesia que practique fielmente la disciplina bíblica! Una Iglesia que no esté dispuesta a negociar la esencia del Evangelio, más bien que ponga por obra todo aquello que Su Señor le ha encomendado, aunque esto represente el descontento de muchos feligreses.

¿Qué tan importante consideras este tema? ¿Crees que la disciplina eclesiástica es un asunto relevante en nuestros días? El Señor nos ayude a tener un espíritu de mansedumbre, misericordioso y compasivo cuando algún hermano nos ofenda y tengamos la necesidad de poner en práctica lo expuesto en líneas anteriores, o en su caso, si hemos pecado y ofendido a un hermano, El Señor permita que nuestro corazón abrace la disciplina y la obra del Espíritu Santo actúe eficazmente en nuestros corazones produciendo un arrepentimiento verdadero. Necesitamos urgentemente ser una Iglesia Bíblica que exalte las Virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a Su luz admirable. ¡Vivamos en esa luz! Nuestro compromiso es con el Señor y con Su obra. Disciplina no es lastimar ni dañar.

 

DISCIPLINAR ES AMAR.